El Mirandés ha regresado esta tarde a los entrenamientos con la obligación de resetear. El mazazo moral que supuso la derrota ante el Burgos fue grande por varios motivos. No era un partido más. Y en consecuencia, las valoraciones tampoco. Por primera vez se oyeron voces críticas con la labor del técnico. Y la derrota supuso dejar atrás de golpe y porrazo las sensaciones de recuperación que se habían acumulado tras ganar al Zaragoza, remontar ante Las Palmas y arañar un punto en Ipurúa. Ante el Levante las circunstancias fueron adversas, pero ante el Burgos, por el contrario, todo parecía marchar de cara tras la expulsión de Caro (minuto 28). Y el Mirandés naufragó.

En el anímico, porque se trataba de un duelo ante el máximo rival, con medio millar de aficionados presentes y después de jugar más de 60 minutos (descontando los 10 que el duelo estuvo parado por la atención que precisó un aficionado) en superioridad numérica. Además, el equipo había logrado lo más difícil, empatar, y quedando menos de diez minutos de partido, no fue capaz de asegurar el botín, lo que permitió a los blanquinegros llevarse la victoria.

En lo deportivo, la derrota, unida al triunfo del Málaga, situó a los rojillos como colistas cinco semanas después. Los malacitanos lograron su segunda victoria del curso (la otra fue ante el Mirandés) y con 9 puntos superaron a los de Etxeberria, que solo acumulan 7. No es una situación dramática, pero sí preocupante, puesto que se ha disputado ya un cuarto del campeonato y los jabatos están a tres puntos de la permanencia y han ganado, hasta la fecha, un único encuentro.

Las lecturas del encuentro son muchas, pero pocas positivas. Lo único a destacar es que el gol de Marcos Paulo es el primero que encaja el Burgos en toda la temporada. Pobre bagaje, porque el premio fue nulo. También fue positiva la presencia de Gelabert en la convocatoria más de nueve meses después de caer lesionado en un encuentro de Copa del Rey ante el Rayo Vallecano. El palentino completó su recuperación y ya está a las órdenes de Joseba Etxeberria, quien sin duda confiará en que la presencia del excanterano del Madrid dé un salto de calidad que el equipo ya urge.

Los rojillos encajaron, además, dos goles de un equipo que salvo ante el Alavés no había anotado más de un gol en el resto de encuentros, con seis veces sin marcar y tres más anotando un único gol. El Mirandés encajó dos, uno de ellos, el agónico de Mourad en el minuto 102 en superioridad de los jabatos. Una circunstancia, además, que demostró una vez más la bisoñez del equipo, incapaz de cerrar en los minutos finales duelos en los que tenía resultados positivos.

Ese tanto deja a los rojillos también como uno de los bloques más goleados de LaLiga SmartBank. 17 tantos han encajado, los mismos que el Lugo y la Ponferradina y solo uno menos que el Villarreal B, que con 18 demuestra su condición de filial encajando muchos tantos.

En resumen, una jornada aciaga para los rojillos, pero que por obligación toca dejar atrás. El sábado (18:30 horas) en Anduva recibe al Huesca, que con 16 años apunta al play off y lleva cinco jornadas sin perder.

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