La afición jabata tiñó de rojillo las calles de Burgos antes del derbi provincial

Gran ambiente el que se respiró en los aledaños del estadio de El Plantío momentos antes de la celebración del derbi burgalés, que enfrentó este domingo al Burgos CF y al CD Mirandés. Es el tercero que se disputa en una categoría profesional como la Segunda División española.

Los alrededor de 1.000 aficionados rojillos que se trasladaron a Burgos inundaron las calles de ambiente y un optimismo que les hacía presagiar que el Mirandés, al menos, sería capaz de batir el récord de imbatibilidad que ostentaban los burgaleses (ni un solo gol encajado en 10 partidos ligueros). Hubo jabatos que incluso fueron más allá y presagiaron una victoria rojilla que finalmente no se dio.

Pablo Infante, leyenda mirandesista que no quiso perderse este derbi provincial, destacó el buen ambiente que siempre rodea a este tipo de encuentros y auguró que se vería un bonito partido sobre el que no se atrevió a pronosticar un resultado.

Por su parte, el alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, resaltó la importancia y la dificultad que tiene que «una provincia de 350.000 habitantes tenga dos equipos entre los mejores de España». Es por ello que el socialista aseguró que espera que ambos conjuntos se mantengan mucho tiempo en categoría profesional.

En la misma línea se movió el presidente de la entidad burgalesa, Rodrigo Santidrían, quien deseó un bonito partido y mucha suerte al Mirandés «a partir del lunes».

Finalmente fue el conjunto burgalés el que se llevó el encuentro tras un agónico gol en el minuto 102 que decantó el derbi provincial a favor del equipo entrenado por Julián Calero.

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