Punto al coraje. El C.D. Mirandés rescató un valioso punto ante el líder de LaLiga Smartbank, la U.D. Las Palmas, en un partido que se puso muy cuestarriba en la segunda mitad cuando los canarios hacían el tercero para poner el 1 a 3, pero del que se repusieron los jabatos en el tramo final con dos goles para hacer la igualada.

El ADN jabato sigue muy vivo. Anduva vivió una de sus tardes más clásicas, más identitarias, más jabatas… Los de Joseba Etxeberría vivieron una avalancha de emociones en un partido que tuvo de todo, pero que acabó de la mejor manera: con un importante punto que refuerza la moral del equipo ante uno de los grandes de la categoría.

Se adelantaron los canarios a los 26 minutos con un gol de Álvaro Jiménez, en un contrataque que pilló desprevenida a la zaga rojilla. Anteriormente Alfonso Herrero ya había evitado un mano a mano uy peligroso.

El gol hacía justicia a unas primera media hora en la que los visitantes se habían mostrado más cómodos con balón y también más incisivos en esos metros finales. Pero la ventaja calmó en cierta manera el ánimo canario y permitió a los rojillos desperezarse de ese dominio para intentar ganar más minutos de balón.

En el filo del descanso llegaría el premio. El de siempre, Raúl García de Haro, colocaba con sutileza el pie para mandar a guardar el balón, poner las tablas y llenar de nuevo la confianza del bloque ante los siguientes 45 minutos.

La reanudación sentó bien. De hecho tras volver de vestuarios el equipo empezó a soltarse y Pinchi cerca estuvo de poder conectar en una acción de ataque. Sin embargo dos goles visitantes tumbarían esa reacción rojilla. Primero con un potente remate cruzado de Sandro en el minuto 53,  y tres minutos después con otro tanto de Jonathan Viera que dejaba helado Anduva.

A partir de ahí, momentos de zozobra, de mucha confusión en el juego y poca claridad con balón. Con ese escenario, Joseba Etxeberría movía fichas desde el banquillo y rápidamente surtían efecto. Nico Serrano se hacia con e balón para encarar y mandar el equipo hacia arriba; Manu García añadía garra y carácter a un partido que necesitaba de todos; Beñat Prados se amoldaba al perfil diestro para recibir y atreverse como si de un extremo se tratase; Juanlu sumaba su entrega a la causa; y Mraz se ofrecía una y otra vez con desmarques y ofrecimientos.

Celebración final de los jabatos con la grada de Anduva. / CD Mirandés

Y en el 88 la magia de Anduva volvía. Un balón desde el córner lo cabeceaba Manu García para dar razones de fe a una grada que nunca la había perdido. Y solo dos minutos después el éxtasis. Una gran jugada de Nico Serrano, que cedía al movimiento de Raúl García de Haro para que el 9 machacase a la red y obrase la gesta.

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