La aparición de espumas blanquecinas en las aguas del río Ebro a su paso por Miranda ha alertado a varios ciudadanos, que se cuestionaban el posible origen industrial de este fenómeno, a través de vertidos de diferentes sustancias detergentes o de otro tipo.

Sin embargo, los estudios realizados por la Confederación Hidrográfica del Ebro, organismo responsable de gestionar y controlar las aguas del río que da nombre a Miranda, asegura que las investigaciones realizadas por sus técnicos «deducen que no hay indicios de anomalías» provocadas por posibles vertidos ilegales. Por lo tanto, el organismo público añade que estos fenómenos se deberían a un «efecto natural del río», tal y como ha publicado la CHE en su perfil de Twitter.

En 2016, ante la denuncia de varios mirandeses y mirandesas por este mismo hecho, la CHE ya anunció que es un fenómeno común en épocas en las que hay una bajada brusca de las temperaturas.

Además, la propia Confederación Hidrográfica del Duero afirmó en su día, en un informe realizado ante la presencia de esta misma espuma en el río Tormes, en Salamanca, que este fenómeno es «relativamente habitual» y se origina por la presencia de «restos orgánicos disueltos» en el agua:

«Es relativamente habitual la presencia de espumas y natas blanquecinas en zonas de remanso y orillas de los ríos, generalmente después de zonas de rápidos o pequeños saltos. Estas espumas se originan a partir de restos de materia orgánica disueltos en el agua, los cuales, por la acción de la batida del agua, dan lugar a espumas que pueden acumularse o deshacerse», concluyó el informe realizado en el año 2017 por la CHD.

Por lo tanto, según los informes realizados, no hay motivo de alarma ante la presencia de estas espumas en el Ebro.

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