Los alojamientos turísticos y rurales de la comarca de Miranda de Ebro han colgado ya el cartel de completo para la Semana Santa. Y es que, tal y como ha confirmado el portavoz de la Asociación de Turismo Rural de Burgos (Turalbur), Domingo Hernández, los datos de ocupación para estos próximos días festivos ya son similares a los de antes de la pandemia.

La mejora de la situación sanitaria, con datos tan alentadores como el fin de las mascarillas en espacios interiores a partir del 20 de abril, ha motivado que las reservas alcancen ya el 100 por cien a menos de una semana del puente. Esto se une al aumento del turismo de interior y rural, que durante estas fechas suele ser la opción preferida por los turistas. La zona de Las Merindades y el norte de Burgos, debido a sus múltiples atractivos, es uno de los destinos más buscados estos días, si bien también priman las procesiones y actos relacionados con la Semana Santa a la hora de elegir alojamiento. Y esto se traduce en las cifras de ocupación.

Según ha explicado Hernández, el aumento de las reservas ya se nota, aunque sutilmente este fin de semana, cuando alcanzarán el 20 por ciento de ocupación. Sin embargo durante la semana, del domingo al miércoles, las reservas bajan, a pesar de las vacaciones de los estudiantes. No será hasta el jueves Santo cuando los alojamientos alcancen el lleno que se prolongará durante todo el puente hasta el domingo de Resurrección.

Desde Turalbur confirman que el modo de formalizar las reservas también ha cambiado. Durante la pandemia y hasta después de Navidad, la gente reservaba con poca antelación por miedo a que los contagios o confinamientos frustraran su viaje. Sin embargo con la mejora de los datos epidemiológicos toda vez que remitieron los contagios provocados por la variante Omicron, las reservas se realizan con meses de antelación y apenas se formalizan cancelaciones. Algo que beneficia al sector, que puede predecir las tasas de ocupación y planificarse mejor de cara a las fechas clave como la Semana Santa.

Por otro lado, el aumento de la inflación y la subida generalizada de precios también se nota en los alojamientos, si bien estos datos se comparan con los de hace tres años, tras el parón por la pandemia. Una subida que en los alojamientos rurales todavía no se ha percibido, pero que previsiblemente engrosará los precios de cara al otoño.

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