Miranda se iluminó de nuevo durante la noche de San Juan. Varias hogueras dieron luz a la ciudad en la noche más corta del año, que pudo volver a ser festejada con las tradicionales quemas de madera.

Y es que tras dos años de parón obligado a causa de la pandemia de coronavirus, la ciudadanía mirandesa pudo volver a celebrar la llegada de la noche más corta del año frente a las hogueras dispuestas en diversos puntos de la ciudad, aunque menos de los que habitualmente se suelen preparar para la ocasión.

Personas de todas las edades se congregaron frente a los montones de madera apilados para su posterior quema para participar en una tradición que se remonta miles de años atrás.

Algunas de las hogueras contaron con actuaciones que amenizaron la velada. Es el caso de la instalada en el Poblado de Los Ángeles, donde el grupo Batuskirla Batucada ofreció uno de sus conciertos de tambores para todos los presentes.

La noche de San Juan es una fiesta muy popular en Europa y América Latina. Su objetivo en origen era dar fuerza al sol mediante las llamas y ahuyentar los malos espíritus y atraer la buena suerte saltando entre hogueras durante la noche del 23 al 24 de junio.

A pesar del nombre de esta celebración, la noche de San Juan tiene un origen pagano muy anterior a la religión cristiana, siendo una festividad celta. Se trata del ritual mediante el cual los celtas (que poblaron la península entre el 900 y el 1.200 antes de Cristo) daban la bienvenida a la estación del verano encendiendo hogueras en la noche del solsticio de verano, el día 21 de junio, para mandar fuerza al sol en su paso hacia la época con los días más cortos de todo el año.

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