Leopoldo Eraso Andía, más conocido como el «padre Leopoldo», ha fallecido este lunes a sus 89 años de edad en la Casa San José de El Escorial, en Madrid. Conocido por todos en Miranda de Ebro, la ciudad lamenta su pérdida, porque tras años de enseñanza y de dedicación a la comunidad religiosa, unido a la congregación Sagrados Corazones, el padre Leopoldo se hizo un hueco en el corazón de los mirandeses.

Nació en el año 1933 en Olite, Navarra, pero residió en Miranda de Ebro durante gran parte de su vida, primero como estudiante y luego como sacerdote de los Sagrados Corazones. Profesor de muchas generaciones mirandesas y un amante de la cultura y de la vida de esta ciudad, es reconocido por su gran contribución en el ámbito educativo y cultural de Miranda.

Por eso, tras conocerse la noticia de su fallecimiento, la Cofradía de San Juan del Monte ha querido dedicar unas palabras al padre Leopoldo, por su papel fundamental dentro de este colectivo. «Durante años enarboló la causa sanjuanera con orgullo y extraordinario cariño», advierten, al tiempo que recuerdan que fue uno de los impulsores del Festival de la Canción del Blusa, con el denominado Quinteto de los Sagrados Corazones, además de dirigir durante años el Coro de la Cofradía.

El padre Leopoldo también participó en los trabajos de construcción del Monumento al Ermitaño, donde ofició las primeras misas de campaña, que se convirtieron pronto en una de las mayores tradiciones de la agenda sanjuanera. «El recuerdo del padre Leopoldo, sanjuanero de honor por derecho propio, quedará siempre vivo en la historia de la Cofradía», concluyen.

También destaca su «gran aportación» al Orfeón Mirandés, que dirigió durante 25 años. Gracias a su contribución el nombre de Miranda y de su Orfeón se ha paseado por multitud de lugares de la geografía española y del extranjero, como Valladolid, Fuentesaúco, Olite, Calahorra, Barcelona, Ponferrada, León, Noja, Guardo, Madrid o Roma.

«Nunca olvidaremos su voz, sus joticas, su querido Olite, su acordeón en las cenas y fiestas y tantos bellos recuerdos que ha dejado impregnados en nuestras memorias, ahora solo podemos cantarte para que allí donde estás nos oigas ésta canción», apuntan desde el Orfeón Mirandés.

Tras conocerse la noticia de su fallecimiento, las redes sociales se han inundado de mensajes de cariño hacia su persona. Y es que el padre Leopoldo fue profesor, y sacerdote, pero también gran músico y amigo, por lo que siempre permanecerá en el recuerdo.

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