Como cada último jueves de mes, el colectivo ‘Mujeres en la Calle’ de Miranda se concentró en el Parque Antonio Machado para denunciar las violencias machistas. En la jornada de ayer, se puso el foco en la violencia vicaria, que está considerada como la expresión más cruel de la violencia de género, puesto que el objetivo es dañar a la mujer a través de sus hijos.
Desde el colectivo feminista denunciaron que “el repunte la violencia vicaria más extrema evidencia lagunas en el sistema de protección a la infancia, y aunque ya existen leyes, mecanismos y protocolos útiles, necesitan ser implementados”.
Marian Rocandio, la portavoz del grupo feminista, centró su discurso en cuatro aspectos necesarios para llevar a cabo «un cambio profundo, tanto institucional como social y cultural, que dé prioridad a la seguridad de la infancia».
En primer lugar, declaró que “un maltratador no puede ser un buen padre”. “Hay que romper con la idea de que un maltratador puede hacerse cargo de sus hijos e hijas o que la violencia contra la madre no tiene afectación sobre la seguridad de los menores”, aseveró.
En segundo lugar, apuntó a la suspensión de visitas a los menos, puesto que en muchas ocasiones se les ha dejado desprotegidos, puesto que en un 88 % de los casos, según señalaron, no se suspenden las visitas de los maltratadores.
En cuanto al diagnóstico de este tipo de violencia, el colectivo recordó que no solo son asesinatos, “1,69 millones de menores viven en hogares en los que sus madres son maltratadas, de modo que están expuestos a esa violencia”.
Por último, concluyeron con la formación: “Es necesario la formación de todas las personas que trabajan con los menores víctimas, particularmente en el ámbito de la justicia, y que los juzgados de violencia acepten las competencias de violencia vicaria y estén bien dotados. Así como que se adapte el funcionamiento de los juzgados a la ley de protección integral a la infancia frente a la violencia, lo que permitiría atender de forma especializada a los menores victimas”, señaló Rocandio.