La victoria que el Club Deportivo Mirandés cosechó el pasado sábado en Ipurúa es de esos triunfos de los que uno se acuerda a final de temporada.
El gol de Panichelli lo metió toda Miranda de Ebro porque esos tres puntos son oro para el conjunto mirandés, más viendo como se ha desarrollado la jornada, ya que los rojillos ya sacan siete puntos al séptimo clasificado y solo le separan dos de los puestos de ascenso directo.
Una utopía que cada vez está más cerca de cumplirse y que sería un auténtico premio para una afición fiel y que no solo ha estado en los buenos momentos, también en los malos.
Cerca de quinientos aficionados se desplazaron el pasado sábado a la localidad de Eibar con la esperanza de que el Mirandés lograra la primera victoria de 2025 fuera de casa y diera un golpe sobre la mesa.
Los rojillos no ganaban en Eibar desde hace más de una década y Lisci dio entrada a jugadores como Joel Roca o Víctor Parada para llevarse los tres puntos.
Y los mirandeses entraron muy bien al partido. Si bien es cierto, y como es habitual, que los primeros minutos fueron de tanteo entre ambos equipos, los rojillos pronto se asentaron sobre el verde.
La primera ocasión fue para Víctor Parada tras un buen balón de Rincón, pero su disparo se marchó al portero. Primer aviso serio de los rojillos, quienes querían ya el tanto inicial.
De hecho, las cosas parecía que se iban a poner muy de cara. Una dura entrada de Bautista sobre Lachuer iba a ser la primera amarilla del partido, pero el VAR avisaba al colegiado de que igual era algo más que amarilla.
Y así fue. El colegiado expulsó al armero y los rojillos iban a estar en superioridad durante casi una hora de partido. Un arma de doble filo. Y es que el Mirandés, aunque con superioridad, pareció que daba un paso atrás.
Bien es cierto que Iker Benito tuvo una magnífica ocasión cerca del descanso, pero los armeros apenas sufrieron lo que restó de primera parte y el partido se fue al descanso con un empate sin goles más que merecido.
La segunda parte fue muy diferente a la primera. Sí, el Mirandés buscaba y buscaba el tanto. Controlaba el balón. Pero se le veía muy lejos de marcar.
Y así lo admitió Lisci en la rueda de prensa posterior al encuentro, quien calificó de peor segunda parte de este año la jugada en Ipurúa.
Iker Benito volvió a tener una buena ocasión en el minuto 53, aunque su disparó fue repelido por Magunagoitia, quien realizó un muy buen partido.
Lisci dio entrada a jugadores como Alberto Reina, Urko Izeta, Adrián Butzke o Álex Calvo. Declaración de intenciones del italiano, quien sabía que este era el partido para marcar el devenir de la temporada.
Y el premio llegó. Tras una segunda parte con muy pocas ocasiones por parte de ambos equipos, el balón parado fue la solución a todo.
Con un remate acrobático, Joaquín Panichelli marcaba un gol para el recuerdo de muchos mirandeses, cuya importancia aún se desconoce, pero que posiblemente sea crucial de cara al tramo final de la temporada.
Los rojillos por fin cortan la mala racha fuera de casa y, a falta de doce puntos, se sitúan a solo dos de los puestos de ascenso a primera división.