El Ayuntamiento de Miranda de Ebro ha entregado el León de Oro de la Ciudad al Doctor Carmelo Yárritu Villanueva por su gran contribución y servicio entregado a la atención sanitaria y humanitaria.
Esta concesión fue aprobada en la Junta de Gobierno celebrada en septiembre, cuya propuesta destacaba su larga trayectoria en la atención humanitaria, colaborando en numerosas campañas quirúrgicas sin ánimo de lucro en entornos tan dispares como la Guerra de los Balcanes o la selva amazónica boliviana.
Cabe recordar que Yárritu fue premiado en la Gala del 125 aniversario del Colegio de Médicos de Burgos en la categoría Trayectoria Profesional el pasado mes de octubre.
El doctor Yárritu, cirujano de profesión, se encamina a su retiro después de casi cuarenta y tres años de servicio entregado a la atención sanitaria de las personas de la comarca.
Siendo hijo de la ciudad de Miranda, volvió a ella después de completar su formación como cirujano en 1982, y desde entonces ha desarrollado aquí en su carrera profesional.
Es uno de los pocos trabajadores del antiguo hospital de Miranda que quedan activo y es uno de aquellos que pusieron en marcha el Hospital Comarcal Santiago Apóstol, un centro cuyo espíritu cercano y cordial es debido sin duda a la contribución de personas con talantes como el suyo.
Carmelo es una persona que apenas necesita presentación. Cualquiera que se haya acercado a él por una necesidad sanitaria o de otra índole sabe de su bonhomía y su predisposición callada a ayudar, en muchas ocasiones más allá del deber que le impone su ocupación.
Es, además, alguien que se ha preocupado mucho por la mejora científica y técnica en su hospital: fue, por ejemplo, el introductor de la laparoscopia en la provincia de Burgos; promocionó y dio un gran impulso a la cirugía mayor ambulatoria, totalmente normalizada a día de hoy; su servicio realiza con éxito cirugías que no son habituales en centros comarcales; y es pionero y promotor en nuestro entorno de la excelencia ética en la atención sanitaria.
Todo esto lo ha llevado a cabo trabajando en equipo y sin imposiciones ni autoritarismos con un estilo amable, comprensivo y dedicado: “el toque carmeliano”.