«Las terrazas no volverán a ocupar plazas de aparcamiento». Es la rotunda afirmación que realizó durante el día de ayer la alcaldesa de Miranda, Aitana Hernando, cuando se le cuestionó sobre la posibilidad de que la hostelería mirandesa pudiese mantener las llamadas ‘terrazas Covid’ más allá de la fecha estipulada en un inicio: hoy, día cinco de enero de 2023.
Ante estas palabras, los hosteleros mirandeses se muestran sorprendidos de ver declaraciones así antes de siquiera iniciar las conversaciones negociadoras para una nueva ordenanza general que regule este aspecto: «Nos sorprende porque si vamos a sentarnos a negociar, hay que tratar de no empezar con un no», indica el presidente de la Asociación Altamira de Hosteleros, Pepe Rey.
Pese a estas palabras de la primera edil, la asociación de hosteleros tienen claro que mantendrán la misma hoja de ruta marcada y seguirán con las mismas ideas de cara a la reunión que tendrán próximamente con responsables del Ayuntamiento de Miranda. Todo ello con el objetivo de «evolucionar» la hostelería mirandesa, tal y como recuerdan que se ha hecho en ciudades como Burgos, donde sí han autorizado este tipo de terrazas, y «no entendemos por qué aquí no», apunta.
Y es que consideran que el mantenimiento de estos espacios en las vías de la ciudad es algo «es algo viable y aprovechable para gente no solo del centro, sino de barrios en los que no disponen de espacios peatonales».
Además, recuerdan que en los dos años que esta medida ha estado vigente «no ha habido ningún problema» e incluso la sociedad mirandesa ya ha normalizado y aceptado estos espacios, según consideran.
La ocupación de plazas de aparcamiento por parte de estos espacios de terraza han sido una de las cuestiones que mayor polémica han levantado en torno a este tema. Sin embargo, Rey cree que esta ocupación permite liberar espacio de acera para los viandantes y recuerda que en Europa se está dando mayor importancia al espacio para peatones que para el de tráfico rodado, por lo que muchas ciudades están viviendo la reducción de plazas de aparcamiento.

Más allá de cuestiones urbanísticas, la presencia de estos espacios exteriores suponía para los establecimientos alrededor del 30% de los ingresos diarios, según apuntan datos de la Asociación Altamira de Hosteleros, por lo que su retirada supondrá un mazazo para la hostelería mirandesa.
Entre las medidas que presentarán al consistorio en la próxima reunión, incluirán la uniformidad estética de todas las terrazas y la obligatoriedad de pagar una tasa por ellas, de forma que «sea el hostelero quien decida que no le conviene ponerla, que no venga impuesto por el Ayuntamiento», concluye Rey.
Con todo, la próxima semana la Asociación Altamira de Hosteleros solicitará una reunión al Consistorio mirandés para tratar esta cuestión.