La Junta de Castilla y León restringe las reuniones sociales en la capital burgalesa a un máximo de tres personas, salvo convivientes. Así lo ha avanzado este jueves el vicepresidente de la junta, Francisco Igea, quien ha señalado que son necesarias mayores restricciones ante el preocupante avance de la Covid-19 en Burgos.
Para velar por el cumplimiento de esta medida, tomada en colaboración con el Ayuntamiento de Burgos, se intensificarán los controles de la Policía Local en la ciudad. Además, Francisco Igea ha solicitado a los burgaleses que se confinen voluntariamente para doblegar lo antes posible la curva y la incidencia, por el momento estabilizada, aunque con una cifra muy preocupante.
A la espera de conocer más medidas urgentes que se debatirán a última hora de esta tarde en una reunión con el Ministerio de Sanidad, el vicepresidente de la Junta ha avanzado que Burgos también realizará un cribado masivo con test de antígenos de segunda generación, para conocer la trazabilidad del virus, tal y como se va a realizar en Aranda de Duero y Miranda de Ebro. También se aumentará el control en las aguas residuales de la ciudad para ubicar las zonas con mayor índice de contagios.
Se acotan también los aforos de las celebraciones religiosas y civiles, a un máximo de 15 personas, como ya ocurrió en el mes de marzo.
Francisco Igea ha insistido en que estas medidas seguirán endureciéndose porque la evolución en la capital burgalesa no va a ser buena” por lo que “se valoran todas las posibilidades para reducir el contacto social”. En este sentido ha avanzado que plantearán de nuevo al Ministerio de Sanidad la posibilidad de un confinamiento domiciliario en Burgos, como herramienta más eficaz para contener la expansión del virus. “Se restringirá lo más posible”, ha insistido.
Y es que Burgos acumula una incidencia en los últimos días de 900 casos por cada 100.000 habitantes, una cifra que se ha estabilizado, pero que puede aumentar en los próximos días.
