Guion de partido esperado. Al menos en este inicio. Posesión para el CD Mirandés y un Real Oviedo cerradito atrás con su 4-4-2 ben definido. Sin espacios. Líneas juntas y a esperar. Los rojillos -hoy de amarillo- dominaron el cuero durante el primer cuarto de hora, pero sin ocasiones. Tampoco las sufrían en contra. Y el electrónico seguía corriendo sin sobresaltos sobre el césped ni en la grada.

Primer susto en el minuto 20. Disparo raso de Lucas que ganó toda su banda desde el lateral diestro y mano provindencial abajo de Alfonso Herrero. Córner. Y aquí sí llegó el castigo. Remate embarullado en el punto de penalti que deja el balón suelto para Borja Bastón que estuvo allí solo para dirigir con la rodilla con el guardameta jabato vencido al otro lado de la portería. Se instalaba el 1-0 en el Carlos Tartiere.

Tras el gol, el Real Oviedo cogió confianza. Principalmente a balón parado, con Hugo Rama como maestro de ceremonia en los libres directos. Balones colgados al área que, si bien no acababan con remates a portería, servían para ganar metros y protagonismo por parte de los locales en el choque. Porque la posesión, cuando se jugaba, seguía siendo del Mirandés.

Antes del ecuador, avisó el Mirandés. Barbu por arriba. Pero su cabezazo, certero, se marchó desviado por el palo derecho defendido por Braat. Final del primer tiempo.

Arrancó el segundo acto del lado local. Con su ritmo lento de partido, sobre el que se sentían cómodos, pero dominando. Aunque poco les duró el balón. De nuevo los de Etxeberria, cogieron el timón en busca del empate.

Ahora sí, como en el arranque, combinaban bien. De lado a lado, con frescura, precisos. Gelabert con la batuta. Fueron los mejores minutos rojillos, aunque seguían resistiéndose esos metros finales bien defendidos por un Real Oviedo parapetado atrás.

En una de esas jugadas trenzadas llegó el primer disparo de Raúl García de Haro, que necesita media para meterla. Esta vez, con ese centro desde la derecha, consiguió conectar, pero de interior se le marchó alta. A por la siguiente.

Tarea difícil con un Real Oviedo bien cerrado atrás que, eso sí, cada vez que se estiraba y colgaba al corazón del área, avisaba. Borja Bastón, en el 73, se encontró con el muro Alfonso Herrero que le adivinó la dirección del remate para atrapar en dos tiempos. Cinco después, con los mismos protagonistas, salía vencedor el portero de nuevo en el mano a mano atajando la vaselina.

El carrusel de cambios final no sirvió para percutir. La defensa infranqueable de los carballones iba a acabar haciendo bueno su objetivo. Portería a cero y derrota por la mínima que dejaban los tres puntos en el Carlos Tartiere.

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