Alejandro Marqués llegó a Miranda en los últimos coletazos del mercado veraniego. El delantero hispano-venezolano, que había cumplido 21 años poco antes, llegaba a Anduva en calidad de cedido desde la Juventus con la vitola de hombre gol y decidido a demostrar el por qué de la apuesta de la Vechia Signora por él cuando defendía los colores del Barça B.

No estaba siendo, sin embargo, una buena campaña para Marqués. De decepcionante se podría catalogar su rendimiento hasta hace bien poco, ya que desde el primer día se vio desplazado por Camello y también por Simón Moreno. No aprovechó sus titularidades (en Tenerife y ante el Girona y el Huesca en Anduva, siendo sustituido) y a excepción de la Copa del Rey, donde sí fue habitual que apareciera en los onces de Lolo Escobar, su participación empezó a ser casi residual. En la primera mitad de Campeonato solo anotó un gol liguero, estadísticas que compensó con tres en Copa (dos en Lepe y uno en Lugo).

Tuvo, en enero en el estreno de año, una oportunidad de oro ante la plaga de bajas rojillas debidas a la Covid, y supo sacarle partido porque fue el autor de un doblete ante el Zaragoza, pero no fue más que un espejismo. Volvió a ser decepcionante su partido en Lugo una semana después y, hasta hace dos jornadas, su sitio parecía destinado a ser el banquillo.

Pero no dejó de trabajar el venezolano y tuvo, hace 17 días ante la Ponferradina, una nueva oportunidad Marqués. Etxeberria le dio la alternativa junto a Camello en punta, modificando ligeramente el dibujo, y el venezolano anotó su cuarto gol ligero. El tanto le dio confianza y una semana después, saltando desde el banquillo, logró el gol del empate en Eibar, por lo que el técnico decidió darle continuidad para aprovechar su estado de gracia.

Una oportunidad de gran valor, porque era, además, en el que posiblemente sea el partido más esperado de la temporada, el derbi ante el Burgos, donde Marqués se salió: dos goles más para acumular cuatro en tres partidos, siete en Liga y diez en la temporada. Las que eran estadísticas pobres (un gol cada 212 minutos ligueros) han pasado a ser números más que aceptables, ya que en 789 minutos de juego en LaLigaSmartBank Marqués ha logrado siete dianas, una cada 113 minutos.

Quedan ahora siete jornadas por delante en las que el Mirandés, ya con la salvación prácticamente en el bolsillo, aspira a lograr su mejor puntuación ligera. Y Marqués, que ha sacado su mejor versión a tiempo, a mejorar sus datos y demostrar por qué Chema Aragón llamó a la puerta de Turín para pedir la cesión de un espigado delantero.

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