Igual que en la famosa canción Incendio en Rio de los años 60, en la que se preguntaban por la manguera que debía apagar un incendio, los hoteles de la provincia se preguntan por la nieve, que si bien hizo acto de presencia en zonas altas y concretas muy al norte de la provincia, el resto, no ha visto un solo copo de nieve. Burgos con más de 180 kms de norte a sur, casi ve el Cantábrico y la sierra de Madrid a la vez, pero si unos llevan la fama, otros cardan la lana.

Durante todo el puente y desde diferentes estamentos, se viene advirtiendo de las consecuencias de la borrasca Barra que desde el Reino Unido envía a la península fenómenos metereológicos adversos en forma de viento, lluvia y nieve.

Y si la generalización es siempre injusta, no hay nada más injusto que proclamar a los cuatro vientos que la zona norte de España se verá afectada por la borrasca en forma de nieve. Los comunicados enumeran las provincias que estarán afectadas y en esa lista, nunca falta Burgos, que ya forma parte de la selección nacional de provincias donde siempre nieva con intensidad. Ese es un dudoso honor de una provincia muy extensa, donde no nieva más que en Navarra, León o Asturias pero a la que siempre asocian al frío y a la nieve y nunca disocian entre capital y provincia.

A finales de Noviembre se habían cerrado una cantidad importante de reservas en los hoteles y casas rurales de la provincia. Los hoteles y casas rurales son un sector muy castigado por la pandemia y estas «píldoras» de buena ocupación son necesarias para restar las importantes pérdidas en el sector que genera una importante mano de obra y vital para acercar a visitantes venidos de otros lugares a las ciudades, donde disfrutarán de sus atractivos como la cultura, la gastronomía, paisajes, costumbres, etc

Todo quedó en un sin fin de anulaciones de reservas llegadas al grito «vuelvan a sus casas que nieva» y claro Burgos la más nombrada, aunque sea una provincia con una gran diversidad climatológica, pero como un resorte las reservas se fueron por el «desagüe» y todo quedó en un sueño de lo que pudo ser. Un desagüe por el que no se fué la nieve, porque no ha caído. Otro mal sueño en épocas de pandemia real y nieve imaginaria que congelan los negocios hoteleros y les dejan en cuarentenas de desocupación obligada.

Hoy han sido poquitos los valientes que no escucharon el grito del retorno a casa y han dejado sus estancias para salir a sus lugares de destino. Lo harán sin encontrase bucólicas escenas de nieve ni atascos viales, ni serán rescatados. Será una vuelta «corriente»

Desde cuando los burgaleses Mariano y Fernando Medina eran los hombres del tiempo de la única televisión en España, mucho han evolucionado los métodos de predicción metereológica, pero en lo que no avanzamos es en medir las consecuencias y sobre todo en medir sus conclusiones.

No está el tiempo para los hoteles.

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