Acabado el partido ante el Almería, Lolo Escobar, con gesto serio, analizaba el partido ante los medios de comunicación y admitía, sin medias tintas, que los andaluces habían sido mejores y que el equipo debía “limpiar” la cabeza en las dos jornadas de descanso que preceden al regreso el miércoles a los entrenamientos. En el horizonte, la visita al Real Zaragoza del domingo (20:30 horas) y la necesidad de una reacción.

Y es que los rojillos, que comenzaron la temporada con muy buenas sensaciones a pesar de que al equipo le faltaban varias piezas, ha ido decayendo con el paso de las jornadas y, más allá de algún accidente puntual (derrota ante el Alcorcón), ha perdido mordiente ofensiva y ha dado muestras de mucha debilidad defensiva (solo el colista Alcorcón, con 24, supera sus 20 goles encajados).

La situación no es ni mucho menos preocupante aún, ya que los 14 puntos logrados dan un colchón de tres sobre el descenso (que marcan el Zaragoza y el Girona a la espera del duelo entre ambos de esta noche) y el play off de ascenso está solo cinco puntos, menos de dos partidos. Pero las sensaciones han ido empeorando en todas las facetas del juego.

No han ayudado a los de Escobar las lesiones, ya que hombres llamados a ser importantes como Gelabert e Imanol se han perdido varios partidos, y Meseguer, totalmente imprescindible, ha pasado por diversos problemas físicos que le han hecho perderse tres encuentros y empezar en el banquillo en dos más. Pero hay otros jugadores con pedigrí que aún no han demostrado su caché (Marqués, principalmente) y otros han perdido fuelle tras un inicio esperanzador, como Hassan. Ante ellos, meritorios como Simón Moreno o Brugui se han ido ganando un hueco.

El equipo, pese a los últimos resultados, sigue siendo uno de los más realizadores (18 goles a favor, solo superado por Almería (25) y Eibar (19), primer y segundo clasificado, lo que evidencia que el problema de los rojillos se encuentra hacia atrás y no hacia adelante. “El trabajo defensivo es responsabilidad de todos, al igual que el ofensivo”, recordaba en sala de prensa Íñigo Vicente. Un mantra que adquiere condición de realidad si se analiza el primer tiempo de ayer ante el Almería, en el que en muchas fases era Camello el único en hacer una presión alta, lo que desgastó enormemente al madrileño y no castigó en ningún caso al Almería, muy cómodo en la creación de fútbol.

Se abre para los rojillos, pues, un ligero periodo de reflexión antes de afrontar una nueva semana intensa, con tres partidos consecutivos, en los que los de escobar deben demostrar haber limpiado la cabeza, como pedía el de Don Benito, para evitar caer en problemas mayores. El aspecto mental es básico de recuperar, pero la solidez debe venir de atrás, ya que la baja efectividad en el área propia está penalizando en exceso a un equipo que parece, fruto de las dudas, haber perdido incluso alegría a la hora de crear fútbol.

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