Tiene este jueves, a partir de las 21:00 horas en Anduva, una cita de difícil catalogación el Mirandés. El rival de los jabatos es uno de los equipos que partía al inicio del curso en todas las apuestas como uno de los aspirantes al ascenso a Primera, pero la realidad es que transcurrida una cuarta parte de la competición, se encuentra en posiciones de descenso. Es el Girona, un bloque temible por nombres pero que sobre el terreno de juego se está mostrando como uno de los peores conjuntos de LaLiga SmartBank.

El pasado curso los gerundenses, tras una gran campaña, se quedaron a las puertas de Primera. Se les escapó de manera inesperada (es legendaria la mala fortuna del equipo de Montilivi en las fases de ascenso) ante el Rayo después de haber ganado 1-2 en Vallecas (0-2 en Gerona), una gran temporada que hizo que varios de sus hombres más importantes (el exrojillo Franquesa, Gumbau, Monchu o Sylla) encontraran acomodo en equipos de la máxima categoría. Esas bajas se compensaron con hombres contrastados como Aleix García o Juncá, y se mantuvo a jugadores como Juan Carlos, Bernardo, Samu Saiz, Arnau o, especialmente, Stuani. A los mandos de la nave se ha situado a Miguel Ángel Sánchez ‘Míchel’ y nada hacía presagiar problemas para la escuadra catalana.

La realidad, sin embargo, es bien distinta. Pasadas 10 jornadas los gerundenses solo han ganado dos partidos, acumulan únicamente 8 puntos, solo han logrado siete tantos y se encuentran en posiciones de descenso junto al Leganés, otra de las sorpresas desagradables del comienzo. De no mediar una reacción rápida a ambos conjuntos les tocará luchar por objetivos muy diferentes de los proyectados en el arranque.

Una situación que, como suele decirse, nunca se sabe si es positiva o negativa. Los entrenadores siempre apelan a la realidad del ‘gigante dormido’ a punto de reaccionar, temiendo ser la víctima del despertar de la bestia. La realidad paralela es la de equipos pensados para altas cotas que se ven involucrados en una pelea no esperada y son incapaces de reaccionar, redondeando bombazos inesperados. El gran ejemplo fue el Atlético de Madrid de la temporada 1999-2000, que descendió a Segunda con una plantilla en la que estaban jugadores como Molina, Capdevila, Celso Ayala, Valerón, Kiko o Hasselbaink. Y en Segunda, hace dos cursos el Deportivo acabó con sus huesos en la tercera categoría nacional también de manera sorprendente.

A ese fantasma se enfrenta un equipo que, sin embargo, sigue apareciendo en muchas quinielas como uno de los más potentes, a pesar de que es también el club de Segunda con un limite salarial más bajo (no llega a 4 millones de euros) y sus números hacen pensar más en lograr una regularidad de resultados que le evite sufrimientos. “De esta vamos a salir juntos, también con la afición, que hoy ha estado fantástica», aseguró el sábado Míchel tras la derrota, la sexta de la campaña, ante el Huesca en Montolivi (1-3).

El trabajo colectivo, la fe y la calidad que se sabe que la plantilla contiene son las armas a las que se aferran los catalanes para comenzar a salir del hoyo. Y el próximo tren pasa por Anduva, por lo que deben estar alerta los de Lolo Escobar para no ser arrollados como ya sucediera con el Alcorcón o el Leganés, equipos también en descenso que han ganado este curso en el feudo rojillo. La sola presencia de Stuani, autor de más de 150 goles en el fútbol español (Albacete, Levante, Racing y Espanyol además de Girona) ya es una señal de la necesidad de mantener todas las alarmas encendidas. Sobre todo porque fue el uruguayo quien, el pasado mes de febrero, evitó el triunfo rojillo en Anduva con un doblete de goles en los minutos 82 y 94 de partido (3-3).

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