Es aún pronto, pero en las dinámicas del Mirandés ya se observa una clara ventaja con respecto a los dos últimos ejercicios. Desde su retorno a Segunda en 2019, los rojillos han acabado lastrados en sus aspiraciones finales de entrar en play off por la lejanía de dichas posiciones por el inicio de Campeonato, algo que en esta campaña, de momento, no se está produciendo.

En la primera etapa de los rojillos en Segunda sí que estuvo el equipo, en dos ocasiones, con los mejores en el inicio, aunque ambos casos son poco referenciales por el resultado final. Una de estas temporadas fue la 2013/2014, cuando con diez de los doce primeros puntos sumados, el equipo incluso fue líder en la jornada 4. Luego los resultados fueron decayendo, Gonzalo Arconada fue cesado y el equipo, ya con Carlos Terrazas, concluyó en posiciones de descenso a Segunda B, siendo rescatado posteriormente por el descenso administrativo del Real Murcia. También fue positivo el arranque de la campaña 2016/17, acumulando igualmente 10 puntos en la sexta jornada que situaron al equipo quinto (como ahora), pero las cosas lejos de mejorar empeoraron hasta el punto de que el equipo tuvo cuatro técnicos diferentes y concluyó la temporada colista, muy alejado de la permanencia.

Tras dos campañas en la tercera categoría, Borja Jiménez devolvió al Mirandés al fútbol profesional en junio de 2019, pero quien se sentó en el banco de Anduva en el regreso a LaLiga SmartBank fue Andoni Iraola. El vasco arrancó con datos muy preocupantes (solo 8 puntos de los primeros 30 en juego), lo que hacía pensar en una campaña de mucho sufrimiento. No solo no lo fue, sino que los rojillos hicieron nuevamente historia al alcanzar su segunda semifinal de Copa del Rey y al reanudarse la competición tras el confinamiento por la pandemia de la Covid, las miradas apuntaban hacia la zona alta y el sueño de disputar el play off. Pero tenían una desventaja de puntos y posiciones que lo hicieron imposible.

Mejor fue el inicio con José Alberto López en la campaña 2020/21. Los mirandesistas, casi totalmente renovados, sumaron 8 de los primeros 24 puntos, también lejos de los mejores, y esa falta de triunfos (porque las sensaciones fueron muy positivas desde el principio) del comienzo lastró a los rojillos en el último tercio de Campeonato, cuando con la permanencia en el bolsillo verbalizaron como objetivo luchar por las eliminatorias de ascenso. La necesidad de muchos de los rivales del Mirandés y la desventaja de puntos lo hicieron imposible. En este curso este factor ha cambiado. Obviando los desagradables antecedentes de la primera etapa rojilla en Segunda, el equipo ha logrado con Lolo Escobar situarse entre los mejores, afrontando el primer tercio de temporada en una posición de privilegio. Tras ganar al Amorebieta en la segunda jornada, a Las Palmas en la cuarta y al Tenerife en la sexta, los jabatos se han metido entre los mejores, en todas las ocasiones en la quinta plaza. Una plaza desde la que mirar con más optimismo el futuro. Aunque, siempre, con los pies en el suelo.

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