Esta semana ha llegado a la central nuclear de Santa María de Garoña el primer contenedor para el almacenamiento en seco de combustible gastado en la planta, procedente de la fábrica de Ensa en Maliaño (Cantabria). Se trata del primer envío del pedido inicial de cinco contenedores que irán llegando cada dos o tres semanas hasta el mes de julio.

El objetivo es vaciar los residuos radiactivos de la piscina de la central para cumplir con la normativa prevista tras el accidente de Fukushima. Según ha confirmado la propia empresa, después del verano se realizarán las pruebas funcionales con los contenedores en la central y está previsto que la carga de los mismos se realice en el primer trimestre de 2022.

Para realizar los trabajos de vaciado de la piscina, los contenedores se sumergirán directamente en la misma, evitando así que el material radioactivo salga al exterior.

Este proceso forma parte de la primera fase del proyecto de desmantelamiento de la central, y comprende actividades como la modificación de sistemas e instalaciones auxiliares, el desmantelamiento del interior del edificio de turbina, la adaptación del edificio de turbina como Edificio Auxiliar de Desmantelamiento, la gestión de materiales y residuos y la puesta en marcha del Almacén Temporal Individualizado (ATI) para dar cabida a todo el combustible gastado y evacuación de dicho combustible de la piscina al ATI.

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